Viaje al Concejo de Azcárate

No es difícil encontrar el pueblo de Azcárate, yo en concreto iba desde Castro Urdiales y llegué hasta Tolosa, de allí tomé dirección Pamplona por la carretera antigua y cuando llegué a Atallu ya me indicaba el pueblo de Azcárate. Pertenece al municipio de Araiz, cuya capital es Arribe, además el municipio lo componen los concejos de Gaínza, Inza, Uztegui y Atallu, localidades que se encuentran distribuidas a lo largo del valle. Atallu es la puerta de entrada de Azcárate, ya que el pueblo es un fondo de saco (es decir, la carretera acaba allí, no hay nada después), y la distancia es como indica la señal de unos tres kilómetros.

Nos indica la llegada un antiguo cartel de azulejos colocado en lugar visible en la primera casa del pueblo, típico en muchas localidades navarras los cuales van acompañados del escudo heráldico de la localidad cuando lo tienen, por lo que deducimos que la localidad de Azcárate no tenía escudo heráldico cuando se colocó la placa. No sé en que año se colocaron los azulejos, pero también nos indica que la población no ha crecido por lo menos en esta dirección. Se encuentra localizada en la ladera oeste del valle y la carretera hasta llegar allí es muy empinada, muy sinuosa y muy estrecha, vamos, que no invita a ir para nada; pero desde el lugar que ocupa se puede disfrutar de unas preciosas vistas.

Cuenta con una Iglesia, la cual esta consagrada a San Esteban. Como aficionado al arte solo me atrevo a decir que la Iglesia es como la mayor parte de las de la zona, realizada con piedra de sillería en esquinas y partes principales y piedra de mampuesto en el resto. Tiene torre (en vez de espadaña que es muy usada por las zonas limítrofes), robusta y de no mucha altura. Desconozco si está abovedada, ya que no pude acceder a su interior, lo que si se ve es que tiene un tejado de madera y canales de barro rojizo. La puerta es lateral, protegida por una marquesina de mampostería en sus laterales, y madera y tejas en su cubierta. Los arcos son de medio punto y los muros no tienen huecos como para que entre mucha luz. Como es normal por la zona, románico puro y duro.

Delante de la Iglesia se encuentra el Palacio de Armería que fué de los Azcárate. Se trata de un edificio de piedra de muros resistentes, rectangular de tres pisos, cubierto de tejado a cuatro aguas y con tejas rojizas característico de las casas señoriales, palacios o torres del Pais Vasco. Por lo que se desprende de los huecos en los muros, no tiene mucha iluminación en el interior y la distribución del edificio seguramente que era la típica de la época, los animales en la planta inferior y la vivienda en la superior evitando así la humedad. El techo de la planta inferior (que es el suelo de la planta superior) es de madera con vigas de madera verticales haciendo las veces de pilares. Hoy se encuentra deshabitado y se utiliza como establo para ganado vacuno. Se conserva bien su fachada, donde sobre la puerta principal figura esculpido en piedra el escudo familiar. Hoy es propiedad de Dª Josefina Goyeneche de la casa "Manucho" que sirvio a los antiguos propietarios que murieron sin herederos y se lo dejaron en herencia.

El edificio actualmente está en un estado deplorable de semi-abandono. La vivienda del actual propietario con toda posibilidad será la de detrás (no sale en las fotos) y el edificio es utilizado como establo de ovejas la parte inferior y como pajar la superior.

Por mediados del siglo XVI, en una localidad que no sería muy grande (en el 2.009 la localidad, incluyendo los 6 concejos, tenía 582 habitantes), sería una nobleza (hijosdalgos) no muy pudiente, deduciendo esto tanto de la vivienda en sí como de lo agreste del terreno (en aquel entonces la agricultura y ganadería era la base de la economía) y que daría pié a que fueran posteriormente bajando a zonas más llanas y con más recursos.

El escudo heráldico que aparece en el frontispicio coincide con las descripciones del escudo heráldico que tenemos del apellido Azcárate.

Deduzco que el escudo tiene una cierta antiguedad ya que el casco posee burelete (no exagerado) y también lambrequines (también de forma modesta), estas dos partes de los escudos heráldicos fueron mucho más ostentosas en siglos posteriores.

Como conclusión, creo que ha merecido la pena tanto el tiempo invertido, como los kilómetros recorridos para llegar hasta Azcárate. No se si tendré oportunidad otra vez de estar más cerca de este lugar y poder disfrutar del aire, las vistas y los monumentos existentes en dichos parajes, de donde en parte provengo.

Vidal Vides Cerero (1 de Mayo del 2010)